viernes, 26 de noviembre de 2010

La escalera mágica

A veces me imagino que en la cabeza de cada persona hay muchas escaleras, tantas, que puedes ir al sueño que desees en esos momentos, son escaleras mágicas.

Las mías a veces son de colores y con música, cada vez que subes un escalón, suena una música diferente y el escalón se ilumina con el color que ese día me apetece.

Un día, en mi cabeza se hizo la oscuridad, no veía las escaleras, dejé de soñar, todo estaba tan silencioso, que me dio miedo, la nada se apodero de mi cabeza, mis ojos no paraban de llorar y no entendía muy bien que me había pasado, por más que buscaba los escalones no los encontraba la luz se había fundido.

Estaba TRISTE. La tristeza es un sentimiento que a veces suele venir a visitarme y a visitarnos a cada uno de nosotros, es una emoción muy normal como cualquier otra, no es malo estar triste, es natural, pero si que es verdad que te hace sentir muy. muy mal. No sabía muy bien lo que me pasaba, me apetecía mucho que me abrazasen y mimasen, pero estaba sola y esa soledad me asustaba tanto, que me provocaba miedo y más tristeza, quería salir corriendo y esconderme, me puse nerviosa y por más que buscaba las escaleras mágicas que siempre me hacían tan feliz, menos las encontraba, porque estaba triste, nerviosa y con miedo, se iban sumando emociones a mi cabeza y no me dejaban pensar con claridad porque en mi cabeza solo había oscuridad.

UN MOMENTO !! grite PARARRRR !! mi voz sonó dentro de mí y de repente me vino un pensamiento con mucha luz, como una estrella fugaz, pensé, que tranquilizándome y respirando hondo podría concentrarme, para saber como había entrado en ese callejón sin salida, porque si había podido entrar ahí, también había una salida, que necesitaría mucha creatividad e imaginación para encontrar esa salida/entrada.

Entonces descubrí que en mi cabeza había una escalera muy especial, que me llevaba directa a un desván donde había muchas, muchas cajas apiladas, cajas llenas de recuerdos carcajeantes, de esos que te hacen sonreír e incluso llorar de la risa hasta casi hacerte pipí o popo... te conviertes de repente y por arte de mágia en una persona chulifli... de esas, de esas personas a las cuales no les da vergüenza ni les afecta que las miren ni les digas cosas feas, puesto que ellos tienen mucha risa guardada, saben que no son perfectas. Subí en esa escalera que era del tiempo atrás era gris, muy oscura, me arme de valor, puesto que iba a salir por donde había entrado a ese callejón que yo creía que no tenía salida, tenía que saber que me había llevado allí y solucionarlo.

Solucionar problemas no es nada fácil, necesitas mucha valentía para enfrentarte al miedo de estar triste, pero tienes que solucionarlo porque eso puede provocarte un problema mayor sentirte enfadado y esa emoción si que es fea y dañina, puede afectar a la gente que te rodea y que te quiere......

Mamaaaaa !!! estoy intrigada, cómo sigue el cuento?.... mañana seguimos que hoy estoy desconcentrada y es muy tarde ... nos vamos a dormir ....CONTINUARÁ

viernes, 12 de noviembre de 2010

Luz de Luna

Cuando se hace de noche, la luna extiende sus brazos y con sus manos coge el mundo, lo acaricia y lo mima. Con sus ojos lo mira con ternura y en su boca le sale una sonrisa, las estrellas que la acompañan ponen la luz para que todos lo niños del mundo puedan soñar y no se sientan solos.

Una de esas noches, la luna se sentia especialmente cariñosa y acarició más de la cuenta al mundo y los habitantes del mundo se sintieron demasiado queridos, tanto, tanto, que dejarón de pelearse, estaban todo el día sonriendo, el sol extrañado, de que en el mundo no había guerras, ni banderas, ni fronteras, como no solia coincidir con la luna, la escribio un correo pidiendole explicaciones, qué era lo que había hecho la luna para que el mundo estuviese tan contento? la luna sonrio más aun de lo habitual al enterarse de lo que había ocurrido ya que cuando ella sale el mundo está dormido y no se entera.

- Querido amigo, yo simplemente le he dado mucho, mucho amor y muchas, muchas sonrisas y parece ser que eso le hacía mucha falta - dijo la luna.

El sol se quedo pensativo y dijo:

- Creo que es una buena solución, yo durante el día también con mis rayos, iluminaré a este mundo tan bonito, les daré mucha luz, tanta, tanta que los habitantes del mundo se sentirán tan iluminados, especiales y con tanto color que no pensarán en pelearse nunca más.

Las estrellas también querían participar decorando el cielo durante la noche, una de ellas llamada, dijo :

- Me encantaría que mi luz llegase al mundo en diferentes colores, con brillantina y con chispas !!! puede ser, puede ser... qué bien !!!!

Las nubes también dijeron que querían poner su granito de arena :

- Nosotras, recogeremos a los niños en sus sueños y les llevaremos donde ellos quieran, bajaremos a recogerles, con formas diferentes. Y si un día estamos un poco nubladas, con nuestra lluvía y el sol formaremos el arco iris de colores, para que los niños en sus sueños jueguen y puedan bajar por él, qué divertido !!!

Y así fue como todos en equipo se pusieron en marcha para hacer que los habitantes que vivían en el mundo se diesen cuenta que poniendo un poquito de cada uno, viendo las cosas buenas que todos tenemos y resolviendo las cosas malas, que también todos tenemos, con mucho amor y sonrisas podían vivir felices y en armonía, respetándose los unos a los otros, que bien.

Cada noche la luna sale, las estrellas iluminan el cielo, el sol ilumina el día y las nubes transportan sueños que algún día se cumplirán y tú que sueño tienes?


María.

martes, 2 de noviembre de 2010

¿ Existen los duendes ?

Yo, Noemí, creo en los duendes. Muchos dicen que no existen, sin embargo hace mucho tiempo, ví uno.


El duende se llamaba Imbario, era muy gracioso, revoltoso, cariñoso y juguetón; vestía un traje azul, con un sombrero mágico de colores; su piel era verde. También le llamaban el duende de la I.


Un día me dijo : - Noemí, ¿ quieres conocer mi mundo ? -


- Si, pero nos tendremos que colar por la noche, cuando mi madre duerma -. Dijo Noemí.
- Buena idea !! Además, esta noche es fiesta. Ya verás lo bien que te lo vas a pasar -. Añadió Imbario.

Cuando llegó la noche, Noemí e Imbario cogieron las maletas y se fueron.
Al llegar a Duendalia, los demás duendes del país le dieron a Noemí su propia casa, para que en su tiempo libre, pudiera venir a visitarlos y a conocerlos.

En cuanto Noemí, se dió cuenta de que el sombrero que llevaba Imbario empezó a brillar, le preguntó :
- ¿ Por qué brilla tu sombrero ? -
- Porque tiene poderes mágicos, sabe si me quieres o no, si no brilla significa que no me quieres, que estás triste o enfadada, y si brilla es que sientes amor por mi, que estás alegre, feliz y contenta - . Respondió el duende.

Cuando entró en su casa de Duendalia, se impresionó mucho. Era gigante !! Habían muchas alfombras por el techo, por las habitaciones y en el gran salón. Cada alfombra que pisaba empezaba a volar.
- No me lo puedo creer, me siento como una persona mayor de edad, que ya tiene su propia casa y encima con alfombras voladoras que me pueden llevar donde yo quiera -. Exclamó Noemí.
Cuando me dejarón sola, pensé, ahora le diré a está alfonbra, tan bonita, que me lleve a el país de la imaginación. Yo, me imagino que el país al que yo quiero ir, es de muchos colores, con muchas personas mágicas, como en Duendalia, también como en Brujelía. ¡ Quiero ir a Brujelía !

Un juguete, una ilusión

Un niño llamado Eduardo, se propone llevar un juguete a África.

Eduardo tiene 9 años, es moreno, alto, ojos azules como el mar y siempre lleva puesta una sonrisa en su cara. Estudia en el colegio Miramadrid, tiene muchos amigos debido a su gran corazón. Todas las tardes después de hacer sus deberes, sale a pasear con su perro que se llama Toto.

Vive en la Calle Murcia de Paracuellos del Jarama, con sus padres y su hermanita; su madre se llama Toñi, su padre Juan y su hermana Teresita, ella es un año más pequeña que él: tiene los ojos marrones, las cejas juntas, el pelo moreno y rizado. Teresita no tiene muchos amigos, aunque siempre se divierte sola.




Un día, justo antes de los besos de buenas noches de su papá y mamá, Eduardo les pregunto si podia viajar a África. Su padre Juan sorprendido ante tal pregunta, le pidio que le explicara el motivo de querer hacer tal viaje. Eduardo sin dudarlo un momento, contesto - Muy simple papá quiero ir para poder hacer feliz a un niño, que no tenga ropa, ni comida, ni colegio, ni amor.

Eduardo piensa que los niños pobres necesitan mucho cariño y amor de una madre. 
Se imagina que el niño al que se va a encontrar se llamará Kangú, porque le gusta mucho ese nombre.

El sueño de Eduardo, es ayudar a las personas más pobres y hacerlas felices. También quiere poder ayudar, con tratamientos especiales, a las personas que esten más enfermas.

Su madre Toñi que estaba muy atenta escuchando la conversación, le dijo que por supuesto podría ir, pero que a ella, a su papá y seguramente que también a Teresita, les gustaría acompañarle en ese viaje.

- Bien, por fin se va a cumplir mi sueño !!- Exclamo con una gran voz de alegría Eduardo.
- No se hable más, mañana mismo prepararemos el viaje !!- Contesto la madre.

En ese momento entro en la habitación Teresita.

- Qué este jaleo? - dijo
- Teresita vete a la cama, mañana te lo explicamos todo. Venga vamos a dormir que mañana nos espera un largo día -. Dijo mamá.


Al día siguiente, en el desayuno estaban todos nerviosos. A qué país de África irían?

- Por qué no a Somalia? Según ví en la Televisión el otro día, decían que es uno de los paises más pobres de África y al parecer del mundo entero-. Dijo Eduardo.

- Bien Eduardo, nos iremos a Somalia entonces - Dijo Juan su padre

- A Teresita y a mí nos parece muy bien, aprovecharemos el viaje para ver como viven las personas muy diferentes a nosotros y valorar la suerte que tenemos de vivir aquí en lugar de otros países pobres, vamos a preparar los juguetes.


Cuando pasó una semana, nos fuimos en avión y recorrimos bosques, selvas y mares.
Hasta que llegamos. Cuando ya habíamos recorrido media Somalia, vimos un cartel muy grande que ponía:



- Valla !! - dijo entonces Eduardo. - Ya hemos llegado.

Cuando de repente Eduardo, cerró los ojos y luego de nuevo los volvió a abrir, se encontro delante suyo a un somalí. El somalí, le dijo que se llamaba Cangú y que era muy pobre. También le dijo que tenía una hermana que estaba en un hospital y que iba a verla, para ver qué tal estaba.




Eduardo y su familia, acompañaron a Cangú al hospital.

Llevaron todos los juguetes que traían.

Y con este pequeño detalle, consiguieron llenar de alegría e ilusión a todos los niños/as que estaban enfermos.