martes, 2 de noviembre de 2010

¿ Existen los duendes ?

Yo, Noemí, creo en los duendes. Muchos dicen que no existen, sin embargo hace mucho tiempo, ví uno.


El duende se llamaba Imbario, era muy gracioso, revoltoso, cariñoso y juguetón; vestía un traje azul, con un sombrero mágico de colores; su piel era verde. También le llamaban el duende de la I.


Un día me dijo : - Noemí, ¿ quieres conocer mi mundo ? -


- Si, pero nos tendremos que colar por la noche, cuando mi madre duerma -. Dijo Noemí.
- Buena idea !! Además, esta noche es fiesta. Ya verás lo bien que te lo vas a pasar -. Añadió Imbario.

Cuando llegó la noche, Noemí e Imbario cogieron las maletas y se fueron.
Al llegar a Duendalia, los demás duendes del país le dieron a Noemí su propia casa, para que en su tiempo libre, pudiera venir a visitarlos y a conocerlos.

En cuanto Noemí, se dió cuenta de que el sombrero que llevaba Imbario empezó a brillar, le preguntó :
- ¿ Por qué brilla tu sombrero ? -
- Porque tiene poderes mágicos, sabe si me quieres o no, si no brilla significa que no me quieres, que estás triste o enfadada, y si brilla es que sientes amor por mi, que estás alegre, feliz y contenta - . Respondió el duende.

Cuando entró en su casa de Duendalia, se impresionó mucho. Era gigante !! Habían muchas alfombras por el techo, por las habitaciones y en el gran salón. Cada alfombra que pisaba empezaba a volar.
- No me lo puedo creer, me siento como una persona mayor de edad, que ya tiene su propia casa y encima con alfombras voladoras que me pueden llevar donde yo quiera -. Exclamó Noemí.
Cuando me dejarón sola, pensé, ahora le diré a está alfonbra, tan bonita, que me lleve a el país de la imaginación. Yo, me imagino que el país al que yo quiero ir, es de muchos colores, con muchas personas mágicas, como en Duendalia, también como en Brujelía. ¡ Quiero ir a Brujelía !

Un juguete, una ilusión

Un niño llamado Eduardo, se propone llevar un juguete a África.

Eduardo tiene 9 años, es moreno, alto, ojos azules como el mar y siempre lleva puesta una sonrisa en su cara. Estudia en el colegio Miramadrid, tiene muchos amigos debido a su gran corazón. Todas las tardes después de hacer sus deberes, sale a pasear con su perro que se llama Toto.

Vive en la Calle Murcia de Paracuellos del Jarama, con sus padres y su hermanita; su madre se llama Toñi, su padre Juan y su hermana Teresita, ella es un año más pequeña que él: tiene los ojos marrones, las cejas juntas, el pelo moreno y rizado. Teresita no tiene muchos amigos, aunque siempre se divierte sola.




Un día, justo antes de los besos de buenas noches de su papá y mamá, Eduardo les pregunto si podia viajar a África. Su padre Juan sorprendido ante tal pregunta, le pidio que le explicara el motivo de querer hacer tal viaje. Eduardo sin dudarlo un momento, contesto - Muy simple papá quiero ir para poder hacer feliz a un niño, que no tenga ropa, ni comida, ni colegio, ni amor.

Eduardo piensa que los niños pobres necesitan mucho cariño y amor de una madre. 
Se imagina que el niño al que se va a encontrar se llamará Kangú, porque le gusta mucho ese nombre.

El sueño de Eduardo, es ayudar a las personas más pobres y hacerlas felices. También quiere poder ayudar, con tratamientos especiales, a las personas que esten más enfermas.

Su madre Toñi que estaba muy atenta escuchando la conversación, le dijo que por supuesto podría ir, pero que a ella, a su papá y seguramente que también a Teresita, les gustaría acompañarle en ese viaje.

- Bien, por fin se va a cumplir mi sueño !!- Exclamo con una gran voz de alegría Eduardo.
- No se hable más, mañana mismo prepararemos el viaje !!- Contesto la madre.

En ese momento entro en la habitación Teresita.

- Qué este jaleo? - dijo
- Teresita vete a la cama, mañana te lo explicamos todo. Venga vamos a dormir que mañana nos espera un largo día -. Dijo mamá.


Al día siguiente, en el desayuno estaban todos nerviosos. A qué país de África irían?

- Por qué no a Somalia? Según ví en la Televisión el otro día, decían que es uno de los paises más pobres de África y al parecer del mundo entero-. Dijo Eduardo.

- Bien Eduardo, nos iremos a Somalia entonces - Dijo Juan su padre

- A Teresita y a mí nos parece muy bien, aprovecharemos el viaje para ver como viven las personas muy diferentes a nosotros y valorar la suerte que tenemos de vivir aquí en lugar de otros países pobres, vamos a preparar los juguetes.


Cuando pasó una semana, nos fuimos en avión y recorrimos bosques, selvas y mares.
Hasta que llegamos. Cuando ya habíamos recorrido media Somalia, vimos un cartel muy grande que ponía:



- Valla !! - dijo entonces Eduardo. - Ya hemos llegado.

Cuando de repente Eduardo, cerró los ojos y luego de nuevo los volvió a abrir, se encontro delante suyo a un somalí. El somalí, le dijo que se llamaba Cangú y que era muy pobre. También le dijo que tenía una hermana que estaba en un hospital y que iba a verla, para ver qué tal estaba.




Eduardo y su familia, acompañaron a Cangú al hospital.

Llevaron todos los juguetes que traían.

Y con este pequeño detalle, consiguieron llenar de alegría e ilusión a todos los niños/as que estaban enfermos.